martes, 3 de enero de 2012

GOLPES EN LA CARA Y SUS CONSECUENCIAS


Los golpes en la cara y boca pueden lesionar dientes y/o tejidos de soporte.
Al recibir un golpe debes acudir a control odontológico ya que muchas veces aun cuando no te percates de algún daño en el momento del accidente, pueden aparecer secuelas posteriores en el tiempo, entre otros, oscurecimiento de dientes (dientes grises o negros) e infecciones.
Producto de esos golpes también se originan fracturas de coronas, raíces o ambas, movilizaciones de dientes, lesiones de hueso y encías, e incluso perdida, por desalojo, de uno o más dientes.
Sobre todo en la última situación es de suma importancia acudir a un odontólogo antes de 1 hora después de ocurrido el accidente para mejorar el pronóstico y tener la posibilidad de reposicionar el diente desalojado y no perderlo.
Lesiones en la cara
También son siempre por traumatismo directo.
Entre las más frecuentes se encuentran las dentarias y las nasales, aunque las más graves por sus consecuencias son las de los ojos.
Fracturas dentales
Se han reducido mucho con la aparición de los protectores bucales, aunque la incomodidad de su uso hace que se vean muy pocos en las instalaciones deportivas.
Las lesiones más habituales, y por supuesto las más visibles, son las de los incisivos.
En ningún caso implican una lesión grave ni que requiera urgencia en su tratamiento, excepto por el nerviosismo que produce el roce de la lengua contra un diente partido.
Es importante valorar la deglución o no de las partes dentarias fracturadas, porque en traumatismos bruscos que provocan inconsciencia conviene buscar esos trozos dentro de la boca.
Especial significación tienen las heridas incisas producidas por los dientes en la piel de otro deportista, pues siempre requieren tratamiento antibiótico y la correspondiente vacunación antitetánica.
Fracturas nasales
Las contusiones nasales sangran con mucha facilidad, tanto si conllevan fractura de huesos propios o de tabique como si sólo afectan a partes blandas.
El peligro de estas lesiones está en la hemorragia y la ingestión de sangre por vía respiratoria o digestiva, si el traumatismo produce conmoción.
Por ello, detener el sangrado es el primer objetivo. Además de la compresión digital de la fosa nasal, conviene taponar el orificio, siempre con gasas y no con algodón, a no ser que éste sea específico.
Para evitar secuelas estéticamente desagradables, la reducción de la fractura nasal debe realizarla un especialista.
A veces, cuando la desviación es lateral y muy aparente, se puede reducir la fractura del tabique con un desplazamiento brusco, aunque se debe tener una mínima experiencia para intentarlo.
Lesiones del ojo
Son más trascendentes las lesiones del ojo.
Las más frecuentes se dan en los deportes de pelota, por contusión directa o roce, aunque también puede generarlas el oponente con los dedos.
Las lesiones van desde la frecuente herida en el globo ocular, con sangre o no en la cámara anterior, hasta la luxación del cristalino (deformidad brusca de la lente que realiza el ajuste de la visión en el ojo), o la más grave de desprendimiento de retina (separación brusca de los receptores del nervio óptico).
Antes de la vuelta al ejercicio se debe consultar al oftalmólogo si, como consecuencia del traumatismo, existe un trastorno subjetivo de la visión de cualquier tipo.
Lesiones de los huesos faciales
Por suerte, son menos frecuentes en los deportes habituales, aunque no están exentos de padecerlas quienes practican deportes donde el contacto con el oponente es muy intenso, tales como:
Afectan habitualmente al maxilar superior, arco zigomático y hueso malar.
En todos los casos el diagnóstico y la reducción deben ser precoces para evitar la rápida solidificación de fracturas inestables.
Lesiones del oído
Se reparten entre las que se producen en el pabellón auricular por golpeo o rozamientos repetidos, y las de conducto auditivo por irritación brusca o continuada.
Las lesiones del pabellón producen un hematoma o moretón, y una inflamación
Son muy frecuentes las lesiones del conducto auditivo, sobre todo en la parte externa, por infección aguda en los deportes acuáticos.
Una vez instaurado el cuadro el tratamiento médico es imprescindible,  junto a las medidas higiénicas de eliminación del agua acumulada en el interior.

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