Al
analizar el concepto de salud en la tercera edad, vemos que varía con respecto
al concepto de salud general.
La
salud en esta etapa de la vida se define como salud funcional y es la que
permite que el individuo viva en plenitud de acuerdo con sus posibilidades y
capacidad.
A
lo largo del siglo veinte se ha avanzado sustancialmente en el conocimiento de
la salud oral y su promoción.
Desde
un enfoque estomatológico, se observa que la boca es un centro de tejidos y
funciones vitales, siendo estas fundamentales para la salud general y el
bienestar de las personas a lo largo de toda la vida.
Es
importante señalar que gracias a este énfasis que se le ha impuesto
recientemente a la odontología y a los progresos en procedimientos
restauradores con el advenimiento de diferentes materiales, se ha ampliado la
longevidad de la dentición natural.
Esta
evolución también se ve reflejada en el creciente interés de este grupo de
pacientes no sólo en mantener una salud bucal que les permita una buena
alimentación, sino también en una marcada tendencia hacia lo estético.
La
mayoría de estos pacientes se presentan a la consulta en situaciones
comprometidas, tales como enfermedad periodontal avanzada, movilidad de piezas
dentarias, procesos cariosos que afectan la integridad de dichas piezas, y en
muchos casos ausencia parcial o pérdida inminente del sistema dentario.
Generalmente
estas situaciones límites son consecuencia de falta de prevención, inadecuada
higiene dental o tratamientos odontológicos fracasados.
Muchos
de estos pacientes son portadores de prótesis removibles, las cuales en
ocasiones se presentan desadaptadas, produciendo no sólo alteraciones en la
masticación y la fonación, sino también comprometiendo la integridad de las
piezas dentarias, causando lesiones mucosas o generando reabsorciones óseas en
los maxilares.
La
ausencia de buenos hábitos de higiene oral y la falta de costumbre de visitar
periódicamente al odontólogo está asociada con la poca educación que al
respecto tiene la población en general.
Es
también factible considerar, que los ancianos pueden presentar dificultad para
practicar una higiene bucal adecuada debido a una deficiencia de motricidad y
alteraciones en la agudeza visual, lo que puede limitar la remoción total de la
placa bacteriana.
En
la salud general del anciano, influye mucho la cavidad bucal, ya que ésta tiene
utilidad en el lenguaje, apariencia física, por ende, en su autoestima y fundamentalmente
en la masticación.
La
falta de piezas dentarias ocasiona una disminución en la capacidad masticatoria
repercutiendo en un estado nutricional no adecuado; razón por la cual es
importante restablecer la capacidad masticatoria, para compensar el bajo funcionamiento
del tubo digestivo.
Las
enfermedades periodontales constituyen una causa importante de la pérdida
dentaria; que clásicamente se había aceptado, sin embargo, en la actualidad
estas alteraciones no se corresponden con los fenómenos del envejecimiento
propiamente dicho.
No
obstante, tanto la sociedad en general como los ancianos continúan aceptando el
deterioro del aparato masticatorio como un proceso inevitable del paso del
tiempo, cuestión que influye negativamente en la calidad de vida.
Otro
factor de riesgo factible a tener en cuenta es el no reemplazo de las piezas
extraídas desencadenando una serie de cambios que producen diversos grados de
enfermedad periodontal, dando una ecuación desbalanceada del sistema
estomatognático, ya que a igual fuerza masticatoria y menor cantidad de piezas
dentarias, da como resultado una mayor movilidad dentaria.
Se
desprende de todo esto que la salud oral está relacionada con la salud y el
bienestar.
De
la misma manera que la naturaleza y la nutrición se relacionan, que el cuerpo y
la mente son expresiones de nuestra biología humana; hay que reconocer también
que la salud oral y la salud general son inseparables.
El
ignorar signos y síntomas de enfermedad y mal funcionamiento oral va en nuestro
propio detrimento y el de nuestra calidad de vida.
Las
enfermedades orales son progresivas y acumulativas, y se hacen más complejas
con el tiempo.
Pueden
afectar la capacidad masticatoria, el tipo de alimentos que se eligen, el
aspecto y la forma en que nos comunicamos.
La
pérdida de los dientes continúa siendo un problema social en los países
latinoamericanos, que se deben resolver a través de prótesis completas o
parciales, fijas o removibles, variables en su diseño y función.
Tiene
pues la pérdida de dientes un gran significado para las personas.
Simbólicamente
la pérdida de los dientes revela envejecimiento y debilidad que se relaciona
con pérdida de la vitalidad.
El
odontólogo y el médico no pueden alterar los efectos de la edad, pero sí ayudar
al paciente a ajustarse a los cambios físicos que se producen en su organismo.